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domingo, 25 de diciembre de 2016

Paciente con apuntador

Carta a los cuerpos de ancianos, 15 de diciembre 1999

     Estimados camaradas ibéricos y allende los mares:

     La Honorable Resistencia Apóstata sigue con su erre que erre. Un día sí y otro también alimentando a la casa de la fe y de la fa. Hoy, especialmente, en la Navidad de 2016. Es mi manera particular de felicitarla a todos los cofrades en nuestro vía crucis watchtoweriano. Escribir una entrada rabiosamente apóstata hasta las trancas.

     Nízam, el Ojo que todo lo ve, desde las catacumbas ajalvireñas nos envía una misiva teocrática a modo de tarjeta de felicitación navideña. ¡Qué grande! Cuando algunos portavoces creían que se habían destruido todas las "pruebas", aparecen las cartas de Nízam --como si fueran las de san Pablo-- divulgadas urbi et orbi. ¡Qué dolor y crujir de dientes en el esclavo malo! Son días de angustia y zozobra teocrática. Días de un atragantarse los turrones y mazapanes.

     Hoy nos toca abordar una pregunta recurrente: ¿Cómo es posible que --como un banco de peces-- la posición (una que debería ser personal y de conciencia) sea monolítica en los más de ocho millones de testigos de Jehová en el tema de las transfusiones de sangre completa? ¿Cómo pueden ocho millones de personas, con la Biblia como única ayuda, llegar a la conclusión de que unos componentes sanguíneos son aceptables y otros no? ¿Cómo pueden llegar esos millones de personas a la conclusión en bloque de que la Biblia prohíbe la transfusión autóloga?

     La carta de hoy, como otras publicadas en otros muchos medios, viene a confirmar que nada queda al azar. Todo esta atado y bien atado. Hay una mano negra, una que mece la cuna y teocrática a la vez. Tras la posición monolítica que presentamos los que componemos esta confesión religiosa, hay infinidad de directivas, normativas, protocolos... y llegado el caso --para los rebeldes-- un comité judicial al cobijo y en la sombra que proporciona el cuartito o trastero del Salón del Reino. Sin abogado para el reo. Sin luz ni taquígrafos. Nada se deja a la casualidad. La directiva de hoy, es parte de un todo. Una pieza más del rompecabezas que, sin embargo, nos ayuda a entender el por qué de las cosas.

     Como toda normativa, parte del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, vía las respectivas sedes nacionales en los distintos países. Dentro de la sede nacional, está el departamento o Servicio de Información Hospitalaria, que remite las directrices a todos los cuerpos de ancianos en España; o sea, a los caciques de todas las comunidades locales. Los que ostentan el cargo de anciano, son los que gobiernan a las comunidades de creyentes en base a esta normativa.

     El objeto de esta circular teocrática es la de evitar fisuras en la posición mantenida por el bloque. Los gerifaltes teocráticos lo explican a su manera:

"Además, os queremos recordar algunos detalles que pensamos que pueden contribuir evitar problemas cuando algún miembro de la congregación tenga que ser hospitalizado. Es importante que antes que un publicador ingrese en un hospital uno de los ancianos se asegure que:".

     ¿No dice el hermano portavoz que la decisión que toman monolíticamente los ocho millones de testigos de Jehová, es una personal y de conciencia... sin terceras personas de por medio? Entonces, ¿a cuento de qué tiene un anciano que asegurarse de nada? ¿No sabe el publicador --miembro de la confesión religiosa-- lo que le dicta su conciencia en materia sanitaria para que necesite un apuntador oficial y oficioso? O, ¿resulta que toda la normativa de la entidad religiosa en cuestión de la transfusiones de sangre, derivados de ésta y técnicas permitidas y prohibidas... es tan compleja que un simple mortal no sabe qué es lo que le dicta su conciencia y precisa de los servicios del anciano apuntador teledirigido por el Cuerpo Gobernante?

1. Lleva consigo la tarjeta de Alerta Médica debidamente rellenada.


     Una tarjeta impresa y distribuida por la confesión religiosa, que el miembro de ésta debe cumplimentar y llevar consigo. (Actualmente, los ancianos "ayudan" y se aseguran que el miembro de la entidad religiosa cumplimente un testamento vital. Esto hace que parezca que la entidad religiosa no tiene nada que ver con la voluntad del paciente).

2. Ha expresado al cirujano y, si es posible, al anestesista su deseo de ser tratado sin sangre. (Es el paciente el que debe explicar su postura. No obstante, siempre que sea posible, uno de los ancianos debería acompañarlo cuando se entreviste con los médicos, aunque solo sea para darle apoyo moral).

     ¡Je, je, je! ¿Apoyo qué...? Si la decisión del creyente es personal y de conciencia, ¿por qué tiene que estar presente, a modo de convidado de piedra con mando en plaza, el anciano de marras? ¿Está presionando, con su presencia, al paciente Testigo de modo que éste no pueda expresarse con franqueza y tomar una decisión autónoma? ¿Impide que el paciente pueda tomar en cuenta y reflexionar sobre la opinión del facultativo sobre las posibles consecuencias para su salud al adoptar la normativa del grupo como suya propia? Para un servidor está clarísimo, el anciano espía --que para más inri no tiene puñetera idea de medicina-- no debe estar presente en las conversaciones que tiene el paciente con su médico. El paciente debe tomar decisiones autónoma y libremente...sin sentir en su nuca el aliento del pastor religioso. ¡Más que nada para que no se ponga nervioso!

3. Lea detenidamente todos los formularios antes de firmarlos (de admisión, consentimiento informado, etc.).

     Todo, absolutamente todo, debe ser revisado por el anciano-espía de turno. El hermano paciente no puede firmar nada ni consentir nada sin el plácet de inquisidor disfrazado de pastor... O  sí, y atenerse a las consecuencias que se deriven de un Comité Judicial en las trastienda del Salón del Reino, con nocturnidad y alevosía.

4. Entienda las cuestiones de conciencia que puedan surgir en el hospital y que han sido tratadas en nuestras publicaciones (Carta A TODOS LOS CUERPOS DE ANCIANOS del 29 de agosto de 1994). 

     No tienen la cara más dura porque no entrenan. Vamos a ver, hermano portavoz que últimamente andas afónico; si la decisión es personal y de conciencia, ¿no debería ser la conciencia del paciente quien le dictará lo que sea pertinente ante un imprevisto durante su estancia hospitalaria? ¿Qué tienen que ver en una decisión personal y de conciencia... las publicaciones y cartas de la confesión religiosa del notorio arraigo y olé? Llegados a este punto, ¿hay, o no hay, una mano negra detrás de la posición monolítica de los testigos de Jehová?

     Cada cual puede llegar a la conclusión que mejor le parezca. No obstante, para un servidor, el asunto está clarísimo. El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová lo tiene todo atado y bien atado.

    Próximamente, más y mejor. Lo documentamos todo, todo y todo, ¿quién es el padre de la mentira y las variopintas patrañas teocráticas?